José A. Robles Carbonell
Centro Español de Metrología
“La introducción en España del Sistema Métrico Decimal, exigió realizar un profundo cambio mental de toda la sociedad española: de la vara y la libra, al metro y el kilogramo. Esta ingente labor se realizó con unos medios escasísimos, pero con una constancia y tesón formidables de los hombres que lo realizaban. ….. La Comisión de Pesas y Medidas trabajó afanosamente, entusiásticamente, hasta lograr los fines que le encomendaban las leyes.”
Manuel Cadarso Montalvo. Vocal secretario y Vicepresidente de la Comisión Nacional de Metrología y Metrotecnia 1978-1985
1. Su creación
La adopción del Sistema Métrico Decimal (SMD) en España se abordó más de medio siglo después de su adopción en Francia, en un tiempo de aperturismo científico cultural, a través de la Ley de 19 de julio de 1849, (considerada por algunos autores como la primera ley fundamental de la metrología española), lo que indica lo singular y disruptivo que fue la decisión y el proceso de implantación. En el proceso de establecimiento tuvo especial participación el órgano creado al efecto, la Comisión de Pesas y Medidas. Este órgano, análogo al creado en Francia para la implantación del SMD, según Real Decreto de la misma fecha que la Ley, “debería estar compuesto por personas peritas que propondrían los medios de asegurarse de la rigurosa exactitud del metro de platino y procederían a verificar la relación de las medidas y pesas tradicionales utilizadas con las métricas, recién establecidas”.[1]
La Real Orden de 20 de julio de 1849 constituyó la primera Comisión de Pesas y Medidas siendo sus miembros:
D. Vicente Sancho, Senador vitalicio del reino, (1784-1860) (Presidente),
D. Vicente Vázquez Queipo, Diputado a Cortes (1804-1893),
D. Cristobal Bordiu, Director General de Agricultura, Industria y Comercio (1798- 1872),
D. Joaquín Alfonso, Director del Conservatorio de Artes (1807-1860),
D. Rafael Escriche, Profesor de matemáticas en el Conservatorio de Artes (Secretario),
D. Alejandro Olivan, Diputado a Cortes (1796-1878),
D. Juan Suberease, Inspector general del Cuerpo de Caminos, Canales y Puertos ( 1783-1856)
y dependía del entonces Ministerio de Fomento y adscrito a la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio. Como se puede ver en biografías, sus miembros eran científicos de alta formación, con amplia experiencia política que ocupaban altos cargos en la administración pública y que estaban comprometidos con el proyecto de unificación de las pesas y medidas. A medida que fueron transcurriendo los años y variando las circunstancias del entorno de la sociedad, la Comisión se fue restructurando e incorporando nuevos miembros menos políticos y más científicos. Las diferentes composiciones se pueden consultar en la publicación resumen histórico de la Comisión de Pesas y Medidas [2]. La primera remodelación tuvo lugar en 1855 habiendo fallecido D. Juan Suberease y causado baja D. Cristobal Bordiu, incorporándose D. Manuel María de Azores, director del Real Instituto Industrial (antiguo Conservatorio de Artes) y un año más tarde, en 1856, el ingeniero D. Buenaventuras Carlos Aribau, D. Lucio del Valle y D. José Ontiveros.
Respecto a los primeros miembros anteriormente indicados, es de reseñar el papel que jugaron en el trabajo técnico algunos de ellos, como D. Joaquín Alfonso, D. Juan Subercase, D Vicente Vázquez Queipo y D. Rafael Escriche. En manos de ellos estuvieron las medidas y comparaciones entre las unidades tradicionales y las nuevas unidades para determinar las equivalencias entre ellas, aunque hay que señalar que la mayoría del trabajo lo realizó el primero de ellos.
2. Sus primeros trabajos
Inmediatamente después de su creación, el 24 de agosto de ese mismo año, la Comisión se reunió por primera vez en el Conservatorio de las Artes, empezando a trabajar para dar cumplimiento a los artículos 3 y 7 de la Ley del 19 de julio de 1849, que se refieren a la exactitud del patrón de longitud y a elaborar y publicar las tablas de equivalencia entre las nuevas unidades métricas y las de uso tradicional, respectivamente. La primera tarea consistía en asegurarse de la exactitud del metro existente en el Conservatorio de Artes y que fue calculado por D. Gabriel Ciscar y construido y ajustado por D. Agustín Pedrayes. Dicho metro no ofrecía la seguridad requerida ya que había estado abandonado durante muchos años, además de que según se relata en un informe posterior de 1861 este metro no se llegó a encontrar [3]. Para dar una salida a este primer escollo, el Sr. Alfonso se desplazó a Paris para adquirir un comparador de longitudes y patrones de referencia del metro y del kilogramo. Esta misión, en principio sencilla, se convirtió en una carrera de obstáculos con problemas burocráticos, económicos y técnicos que obligaron al comisionado a realizar múltiples gestiones, ayudado por el embajador y por varios miembros de la Academia de Ciencias francesa. Ello le permitió establecer contactos con los mejores fabricantes de instrumentos de precisión de la época, como Froment y Gambey, y tras varios viajes a París, al final, en diciembre de 1850, se trajo a España un comparador de longitudes de hasta un metro que permitía comparar longitudes tanto si estaban trazadas en una regla, como si estaban limitadas por sus cantos, apreciando centésimas de milímetro. Posteriormente en 1851, se recibieron el metro de platino de sección triangular, que definía la longitud del metro a 0 °C en dos de sus caras y el kilogramo de la misma materia fabricados por Mr. Gustave Froment. Estos dos prototipos junto con el litro de latón (inicialmente se pensaba en que fuese de platino, pero su precio y dificultad técnica de fabricación aconsejaron que fuese de latón)1 de la misma procedencia, constituyeron los patrones nacionales de España. Estos prototipos se pueden contemplar hoy en día en la colección de Pesas y Medidas del Centro Español de Metrología en Tres Cantos, Madrid [5].
En cuanto a la tarea de realizar las equivalencias, se redactaron las instrucciones necesarias para solicitar a los jefes políticos, muestras de todas las pesas y medidas que tuviesen uso legal en las provincias y cabezas de partido, sin perjuicio de solicitar más tarde el pedido a los pueblos en particular, si así se considerase oportuno:
“En conformidad con el artículo 7º de la Ley de 19 de julio, debe procederse con toda diligencia a verificar la relación de las medidas y pesas actualmente usadas en los diversos puntos de la Monarquía, con las nuevas; y a efecto de llevarlo a cabo, reuniendo en Madrid las pesas y medidas usadas en las provincias, para que la Comisión nombrada con tal fin las compare y compruebe por sí misma, dependiendo el mejor éxito del celo, escrupulosidad y eficacia de los jefes políticos; S. M. la Reina se ha servido mandar…”.
Los pesos y medidas de las provincias fueron llegando al Conservatorio de Artes desde finales de 1849 y a lo largo del 1850.
Debido al retraso en disponer de patrones de referencia de platino y la urgencia en iniciar los trabajos de comparación para obtener las equivalencias, el Sr. Alfonso adquirió un metro de latón construido por Mr. Gambey y un kilogramo asimismo de latón que fueron comparados con los patrones del Observatorio Astronómico de París para garantizar su exactitud y trazabilidad a los patrones de referencia franceses. Estos patrones secundarios son los que sirvieron para dar inicio a los trabajos de evaluación de la equivalencia hasta recibir los patrones definitivos de platino anteriormente mencionados.
Las primeras tablas de equivalencia se publicaron incompletas en las Gacetas de 29 de junio, 2, 3 y 4 de julio de 1851, dos años después de la promulgación de la Ley del 1849. Los resultados se proporcionaron con una aproximación de hasta la tercera cifra decimal en las medidas de longitud y de superficie. Posteriormente se completaron las referidas tablas con todas las provincias y se aumentó el número de decimales hasta la sexta cifra decimal en las medidas de superficie, publicándose por Real Orden el 9 de diciembre de 1852, y más tarde por la Real Orden de 25 de abril de 1862, una mucho más amplia que incluía las toneladas de peso y arqueo, las de codos cúbicos, las pesas medicinales y las de metales y piedras preciosas [6].
De los estudios de comparación de los resultados de las equivalencias se pudo ver que las medidas lineales y de capacidad de aridos de las diferentes provincias tendían a una mayor uniformidad mientras que las relativas a la de capacidad de líquidos y las ponderales eran muy variables.
De los dos juegos de medidas tradicionales que sirvieron para hacer las equivalencias, una se conserva en la colección de Pesas y Medidas del Centro Español de Metrología anteriormente mencionada. La segunda colección que se mantenía en el Archivo General Central, ubicado en el antiguo Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, se perdió junto con gran parte de la documentación de la Administración española generada en la Edad Media, en un devastador incendio en agosto de 1939.
En paralelo con estos trabajos la Comisión tuvo que ocuparse de gestionar los ejemplares que habrían de constituir la colección de patrones destinada a cada provincia, de acuerdo con el artículo 8 de la referida ley, haciéndose cargo de las correspondientes subastas y resolviendo los incidentes y diferencias en las equivalencias. Fue una tarea llena de obstáculos, partiendo de problemas económicos para su compra y siguiendo por la falta de calidad de las partidas inicialmente fabricadas por los pocos fabricantes que se prestaron a ello, o la capacidad de producción en un corto periodo de tiempo de los mismos, lo que produjo bastante retraso y la necesidad de abrir las puertas a fabricantes extranjeros para su fabricación.
Inicialmente se trabajó sobre 56 colecciones de pesas y medidas que habrían de servir de patrones en las capitales de provincia, componiéndose cada colección de 100 piezas, fabricadas por la “Fundación Barcelonesa de bronces y otros metales”. Posteriormente se le encargó al mismo fabricante 61 colecciones más para las dependencias del Estado y ya en 1862 se licitan 600 colecciones que se adjudican a D. Francisco Malabouche de Valencia, para los pueblos cabeza de partido y de las cuales 106 serán para para los partidos judiciales de las provincias de ultramar. Para el año 1864, las capitales de provincia ya disponían de sus colecciones así como casi todos los pueblos cabezas de partido. El proceso de construcción y reparto continuó durante los siguientes años en los que se construirían varios millares más con destino a los pueblos, que sin ser cabezas de partido, tenían una población superior a 2000 habitantes. Ya sobre 1880 antes de hacer obligatorio definitivamente el SMD se distribuyeron unos 750 juegos entre pueblos más pequeños. Todas estas últimas colecciones solo estaban compuestas por los patrones del metro, del kilogramo y del litro.
La Comisión también tuvo que abordar la supervisión de textos destinados a la enseñanza y la elaboración de informes al Gobierno para reportar las diferentes situaciones que fueron acaeciendo así como para mantenerle informado del grado de establecimiento de la reforma.
Además, la Comisión también se encargaba de dar respuestas a las solicitudes de aprobación de sistemas y aparatos de medida, como contadores de gas y agua e instrumentos de pesaje, entre otros. Cabe resaltar la primera solicitud presentada por los Sres. Nallard y Compañía para fabricar aparatos y contadores para gas y agua el 1 de diciembre de 1859, emitiéndose informe el 5 de febrero de 1860.
3. Consolidación y reestructuración
Tras los primeros años de mucha actividad, el 12 de diciembre de 1860, se reorganizó la Comisión dotándole de carácter de permanente por real decreto y aumentando sus miembros en siete más (3 profesores del Real Instituto de Industria, 3 personas de reconocido prestigio en el ramo y el Director General de Agricultura, Industria y Comercio), y nombrando a D. Francisco de Luxán presidente de la misma. Debido a los muchos quehaceres, la Comisión se subdividió el 17 de marzo de 1861 en tres secciones: una de reducción, otra de construcción y la tercera de comprobación.
La Comisión, durante estos años, trabajó en el reglamento que establecía el artículo 16 de la Ley de 1849 que versaba sobre tiempo, lugar y modo de proceder anualmente a las comprobaciones de las pesas y medidas, creando a su vez el cuerpo de los fieles almotacenes y estableciendo sus oficinas, dotándoles de estuches de verificación y de los punzones necesarios. El 1 de enero de 1868 tomaron posesión de sus cargos 49 fieles-almotacenes (uno por provincia), todos ellos ingenieros industriales, y se les entregó de manos del gobernador un “estuche de verificación” fabricado por la casa Collot de París y un juego de punzones fabricado en la casa de Moneda. Se establecieron en todas las provincias, sin sueldo fijo, cobrando según un arancel oficial. En 1871 el cuerpo pasó a llamarse fieles-contrastes. De esta forma empezó a tomar forma la estructura metrológica necesaria para las comprobaciones y seguimiento de las medidas métricas que habrían de complementar el trabajo de la Comisión en el campo. La organización y la estructura en forma piramidal fue desarrollándose y llegó a tener cierta consistencia hacia 1924 con 68 ingenieros industriales, fieles-contrastes, asistidos por más de un centenar de ayudantes.
El reglamento se dictó por el Ministerio de Fomento, por el Real decreto de 27 de mayo de 1868, publicado en la Gaceta el 1 de junio de dicho año. Posteriormente se reformaría en los años 1906 y 1917.
Dada la relevancia de las medidas en la determinación de los trabajos cartográficos que venían realizándose en la época y su repercusión a nivel internacional, por Real Decreto de 20 de diciembre de 1878, el servicio de Pesas y Medidas paso a depender de la dirección general del Instituto Geográfico y Estadístico y presidida por D. Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero.
Pasado casi medio siglo desde la promulgación de la Ley de 1849, se vio la necesidad de reformarla para dar cabida a los acuerdos del Tratado Diplomático de la Convención del Metro firmado el 20 de mayo de 1875 y así, la Comisión trabajo sobre un texto que fue definitivamente aprobado por las Cortes el 8 de julio de 1892. El reglamento que la desarrolló se firmó el 5 de septiembre de 1895.
4. Actividad en el siglo XX y su transformación a la Comisión Nacional de Metrología y Metrotécnia
Durante las dos primeras décadas del siglo XX la Comisión trabajó incansablemente con sus limitados recursos en la comprobación y vigilancia de las pesas y medidas y resolviendo dudas, proporcionando personal para desempeñar los cargos de fieles contraste y estudiando e informando sobre los instrumentos para los que se solicitaba su aprobación para su uso en España [2].
La trayectoria y actividades de la Comisión se vio altamente comprometida en 1924, donde por el Real Decreto de 9 de junio, la tarea de comprobación y vigilancia paso al Ministerio de Trabajo con el traspaso de su personal al afecto, los fieles contrastes, manteniendo solo la actividad de aprobaciones de modelo de instrumentos y produciéndose de facto la bicefalia en la metrología nacional y el inicio de su declive. Todas las funciones de carácter ejecutivo de la Comisión que le confería la Ley de 8 de julio de 1892 y el Reglamento para su ejecución del 4 de mayo de 1917 quedaban conferidas a la jefatura superior de Industria. La Comisión fue nombrada Cuerpo Superior consultivo del Gobierno por el Real Decreto de 11 de abril de 1925, especialmente de los Ministerios de Instrucción Pública y de Trabajo, Comercio e Industria, modificando con ello su constitución y dando entrada a varios vocales dependientes del Ministerio de Trabajo. Posteriormente en 1934 se volvió a modificar la composición dando entrada a nuevos vocales.
Los adelantos de la técnica hicieron aparecer nuevos aparatos de medida como los surtidores de gasolina en donde la Comisión tuvo grandes problemas para resolver los asuntos que se plantearon con estos aparatos debido a la dualidad de responsabilidades entre los cuerpos de fieles-contrastes y los verificadores de líquidos [7]. Durante los años 1929 y 1930 se trabajó en dos proyectos de reales decreto, el primero referente a los surtidores de gasolina y el segundo a la reorganización de la Comisión. El 11 de septiembre de 1931 se aprobó la creación de laboratorios y la reforma del reglamento. No obstante, la dualidad y duplicidades de competencias entre los cuerpos de ingenieros industriales y la Comisión no terminaron, y continuaron generando tensiones en el seno de la misma. El 18 de abril de 1931 se crea la Generalitat en Cataluña, abriendo un nuevo frente para la Comisión que lucha por mantener la unidad de criterio en todo el territorio nacional en lo que a pesas y medidas afectaba. Las diferentes deliberaciones y reuniones llevaron a que el 13 de septiembre de 1934 se promulgará un real decreto modificando la composición de la Comisión para incluir un representante de la Generalitat de Cataluña, quedando por tanto compuesta por un presidente y 18 miembros.
La polémica competencial respecto a las aprobaciones se solventó con la publicación de un Decreto Ministerial el 12 de mayo de 1932, en el que se establecía que “todos los aparatos automáticos de medir, pesos, capacidades, longitudes y demás unidades del sistema métrico decimal, que sirvan para comerciar con el público, estarán sometidos a la Ley de Pesas y Medidas y su correspondiente reglamento”. Años más tarde se aprobaría el Decreto de 5 de julio de 1935 por el que se declararía que correspondía a la Presidencia del Consejo de Ministros la aprobación de toda clase de instrumentos de pesar y medir y las autorizaciones para su circulación y uso legal, previo informe de la Comisión, creando asimismo, los laboratorios de la Comisión.
Terminada la guerra civil, la Comisión Permanente de Pesas y Medidas, que no se había reunido en ninguna ocasión durante la contienda, se reorganizó por la Orden de la Presidencia del Gobierno de 29 de enero de 1940, reduciendo el número de vocales para hacerla más eficaz. Esta nueva Comisión estaba presidida por el Director General del Instituto Geográfico y Catastral, siendo vocal secretario el Ingeniero Industrial encargado de los Asuntos de Pesas y Medidas en la Dirección General de Industria, formando parte 11 vocales, 2 ingenieros comprobadores adscritos y 3 efectivos auxiliares de secretaría. Posteriormente por Orden de 12 de junio de 1940, los vocales fueron ampliados con el jefe del servicio de Armas Navales del Ministerio de la Marina.
Una vez restructurada la Comisión e iniciada de nuevo su actividad, procedía revisar el reglamento de aplicación de la ley de pesos y medidas y de esta forma, se aprueba un nuevo reglamento para la aplicación de la Ley de Pesas y Medidas de 8 de julio de 1892 a través del Decreto de la Presidencia de Gobierno de 30 de mayo de 1941. Posteriormente se volvería a modificar por Decreto de la Presidencia del Gobierno de 1 de febrero de 1952. Asimismo, el 25 de mayo de 1944 se aprobó un nuevo reglamento interno de la Comisión Permanente de Pesas y Medidas a través de un decreto.
La actividad de la Comisión Permanente siguió enfocada a la aprobación de modelos de instrumentos de medida y a la habilitación de laboratorios como los de contadores eléctricos, de agua, gas, surtidores de gasolina, … y medios para realizar los correspondientes ensayos según fueron apareciendo las necesidades. Además en el periodo de tiempo comprendido entre el final de la guerra civil y la publicación del reglamento del 1952, la Comisión estuvo trabajando en la redacción de normas metrológicas específicas:
- Calibres, pies de rey, compases de precisión y micrómetros ( vigor: 08/11/1944)
- Reglas graduadas (vigor: 18/11/1945)
- Contadores de agua (Vigor: 02/07/1945)
- Contadores de gas (vigor: 02/07/1945)
- Termómetros (vigor: 23/07/1946)
- Matrices, pipetas, buretas y probetas (vigor: 06/11/1946)
- Medidores de líquidos (vigor: 04/02/1947)
- Vidrios ópticos (vigor: 08/07/1947)
- Manómetros (vigor: 22/07/1947)
- Areómetros (vigor: 26/06/1951)
- Balanzas, básculas (vigor: 01/02/1952)
- Surtidores de gasolina (vigor: 01/02/1952)
- Medidas de capacidad (vigor: 01/02/1952)
- Pesas (vigor: 01/02/1952).
Anteriormente a este periodo de tiempo, se había publicado una norma sobre taxímetros (vigor: 28/09/1934).
Para celebrar su primer centenario, el día 2 de noviembre de 1949 se abre la sesión conmemorativa de las referidas efemérides en el salón de actos del Instituto Geográfico y Catastral. [8]
Dado los avances en todas las materias metrológicas en la primera parte del siglo XX, se consideró una necesidad la redacción de una nueva ley de pesas y medidas que actualizase el marco de actuación y con ello la solución a problemas metrológicos existentes. La Comisión trabajo en los años sesenta en la redacción de esa nueva Ley, aprobándose el 8 de noviembre de 1967. La nueva Ley 88/1967, de 8 de noviembre declaró de uso legal en España el Sistema Internacional de Unidades de medida, SI, y creaba una Comisión Nacional de Metrologia y Metrotécnia, integrada en la Presidencia del Gobierno que absorbería la función de la Comisión Permanente de Pesas y Medidas y además tendría la misión de coordinar las actividades actuales y futuras de los distintos departamentos ministeriales y organizaciones paraestatales y autónomas en relación con la metrología.
Esta nueva Comisión sería la encargada de preparar la metrología y su estructura para la entrada de España en el Mercado Común y la preparación de una nueva Ley de metrología, Ley 3/1985 que unificaría toda la actividad metrológica, y crearía con casi un siglo de retraso un organismo nacional responsable de la metrología nacional, el Centro Español de Metrología.
De esta forma dejaba de existir legalmente después de 118 años y continuos trabajos la Comisión de Pesas y Medidas. Hay que reseñar el papel desempeñado por esta Comisión para el establecimiento del SMD en España, un proceso largo y continuo que requirió de un cambio de mentalidad de toda la sociedad. Un cambio que se realizó partiendo de una situación metrológica precaria, con unos medios e infraestructura escasísimos en algunas épocas y que fue posible gracias al tesón, constancia y convencimiento de sus miembros.
Como se ha dejado constancia en este artículo, la Comisión de Pesas y Medidas trabajó vocacional y entusiásticamente para lograr los fines que le encomendaban las leyes de Pesas y Medidas y sus respectivos desarrollos.
Su contribución al desarrollo de España no ha sido reconocida como se merece y es grandemente desconocida por la mayoría de los ciudadanos.
Sirva este artículo para reconocer y agradecer sinceramente la labor, el esfuerzo y entrega a todos los miembros de la Comisión Permanente de Pesas y Medidas que durante más de un siglo han pasado por sus filas.
“… no hay duda que toda reforma, por útil que sea, encontrará en todos los tiempos algunos opositores. Pero cuando los abusos han llegado a cierto término, solo se debe pensar en los medios más adecuados para su extirpación.”
Gabriel Ciscar
Nota al pie
1 El litro de cobre dorado con todas las garantías lo proporcionó la autoridad francesa a cambio de una vara de Burgos, un marco de Castilla y un cuartillo [4]
Referencias
[1] Real decreto creación Comisión Pesas y Medidas
[2] La Comisión Permanente de Pesas y Medidas. Resumen Histórico. G. Sans Huelin y E. Garballo Ribot.
[3] La unificación de los pesos y medidas en España durante el siglo XIX. José Vicente Aznar García
[4] Un análisis de la evolución de la metrología en España. D. Manuel Cadarso Montalvo
[5] Colección de Pesas y Medidas del CEM
[6] Tabla de equivalencias
[7] Artículo surtidores de e-medida
[8] Álbum conmemorativo de su primer centenario. Comisión de Pesas y Medidas. 19 de julio 1849 – 19 de julio 1949
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